Breve introducción al blog

Inicio por aquí :)

¡Hola vividores!

Podéis llamarme Rodre. En realidad mi nombre es compuesto, pero no me gusta tener nombre de virgen (aún así queda chulo decir "L.A. yeah, that's my second name")

Nací para conocer. Se conoce mediante la experiencia y ésta te la da la vida. En resumen, nací para vivir. Pero hay muchas maneras de hacerlo y a mí me gusta viajar, la fotografía y las galletas, es lo que hay.

Soy un bípedo implume y le busco lógica a todo, pero mas bien mi mente lo centrifuga todo hasta hacer que pierda sentido. Una locura.

Tengo otro blog, el de "Hoy me siento feliz" pero este es diferente. Es mucho más personal, es posible que ya te hayas dado cuenta de que desvarío, puede ser que sea porque estoy un poco loca.

¡Espero que disfrutéis! :)

viernes, 6 de enero de 2012

Piano Man

Esta canción me hace pensar en la gente que ha sufrido. No me refiero a perder un amor, si no a sufrir de verdad, un dolor que te empapa hasta los huesos haciéndote sentir huérfano de tus propios padres. Gente con tanto peso a sus espaldas que rondaban los 40 que solían irse a bares solitarios en los que encontrar otras almas perdidas, a aliviar sus penas en un vaso de whisky, a dejar aliviarse las penas por la música y el alcohol. 
Pero dejó de sonar el piano y el whisky se dejó envejecer en botellas de cristal, los bares se tapiaron y las almas perdidas, las siguientes generaciones de vidas trágicas nacieron inevitablemente. El refugio era ahora la calle, el carácter y medicinas mucho más fuertes que el licor. Tal vez en una situación algo más comprometida, pues con toda su vida por delante e intentando superar su propio fracaso, Sócrates probó su primer cigarro de joven, demasiado joven. 

Salió de un portazo de su casa, no le importaba nada. Su madre y su padre,  ya no le importaban, simplemente necesitaba salir de ahí. Echó a correr calle abajo oyendo aún muy a lo lejos los chillidos de su madre, notaba el aire en los pulmones y le hacía daño, quería alejarse y ver de nuevo a la gente como él, que buscaban protegerse del viento en el humo que se hacían ilegalmente en una plaza arrinconada, alejada pero segura. Allí, entre la neblina artificial encontraba su nube, su refugio, su lugar feliz en el que los padres no le chillaban, las notas no existían y casi se hacía sentir como si su morena no le hubiera abandonado pocos días antes.  

Con los ojos rojos notaba una felicidad intensa que le invadía, le hacía reír de todo, le hacía sentir realmente como si nada le importara. Su muro mental no había sido lo suficientemente fuerte, ahora incluso encerrado en su mente no se sentía a salvo, cosa que no pasaba con la yerba, que le calmaba, le hacía ser realmente él mismo. Pero los problemas hacía demasiado tiempo que no habían parado de crecer, cada instante cada segundo se fue haciendo más y más insoportable todo el dolor que tenía acumulado. No se veía a sí mismo en un futuro claro, no quería ir con corbata, tener hijos ni casarse, aunque sabía que la sociedad esperaba exactamente eso de él, pero la sociedad no iba a poder con él, porque la sociedad no sabía lo mucho que él sufría en su día a día. La sociedad no entendía nada de amistad, de amor, de vida, simplemente arrollaba a cualquiera que estuviera en su contra.

En realidad no le gustaba esa vida, aunque trataba de no acordarse de ello, las drogas también le hacían olvidar que odiaba drogarse. No fue a propósito en realidad, al principio probar, esa sensación era divertida, pero no necesaria. Pero los problemas crecieron y dejó de reír, y los seres humanos necesitan risa para vivir y ya lo único  que se la podía proporcionar era esa nube, esa risa artificial era lo único que le consolaba.
La chica que le volvía loco le dejó por ello; al principio a ella no le importaba, pero llegó un momento –tras un año entero juntos- en el que ella le dijo adiós. En realidad no lo entendía demasiado bien, él no había cambiado, había sido ella claro, parecía estar molesta en todo momento, parecía que ya no le apetecía pasar un buen rato juntos, le empezó a molestar el que él fumara –pero eso lo sabía ella, de hecho, al comienzo él ya fumaba- tal vez ella no fuera para él, pero la chica le volvía loco, y se le clavaba, una punzada enorme en el pecho, en la cabeza, en todo su cuerpo cada vez que soñaba con ese pelo negro y esa mirada cálida.
(Continuará)

NOTA: Lo cierto es que ésto se me ha ocurrido en la ducha (oh sagrada fuente de inspiración!! -fuente, lo pilláis? jeje, la ducha, fuente, je... nah, dejadlo-) mientras escuchaba la canción del título (Billy Joel - Piano Man).  Esta entrada es bastante clara, pero por desgracia está inspirada en un hecho real en alguien que conozco. El personaje de Sócrates está basado en un chico de unos 20 años, pero ya aparecerán más personajes. No sé hacia dónde se dirige esta historia, yo simplemente me dedico a contarla. Un saludo a él y a sus padres, y por qué no, a la chica morena también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario