Breve introducción al blog

Inicio por aquí :)

¡Hola vividores!

Podéis llamarme Rodre. En realidad mi nombre es compuesto, pero no me gusta tener nombre de virgen (aún así queda chulo decir "L.A. yeah, that's my second name")

Nací para conocer. Se conoce mediante la experiencia y ésta te la da la vida. En resumen, nací para vivir. Pero hay muchas maneras de hacerlo y a mí me gusta viajar, la fotografía y las galletas, es lo que hay.

Soy un bípedo implume y le busco lógica a todo, pero mas bien mi mente lo centrifuga todo hasta hacer que pierda sentido. Una locura.

Tengo otro blog, el de "Hoy me siento feliz" pero este es diferente. Es mucho más personal, es posible que ya te hayas dado cuenta de que desvarío, puede ser que sea porque estoy un poco loca.

¡Espero que disfrutéis! :)

domingo, 7 de diciembre de 2014

fragmento abstracto

7 a.m. No es el despertador lo que suena, sino música suave. Si avanzas por el pasillo verás que todas las luces están apagadas pero una sigue encendida. Esa luz no descansa nunca. A veces ciega a los que la ven, a veces parece que tiembla justo antes de apagarse. Pero no se apaga. Nunca del todo. Si abres la puerta entrarás a nadar en el mar que está dentro. El agua salada te bañará, y será extraño porque la temperatura sea cálida, tú no dejarás de sentir frío en tu corazón.
No es que esté mal, pero no es lo adecuado y temes las consecuencias. Eso no te deja dormir, eso no te deja descansar. Ni eso ni todo lo demás. ¿Y cómo iba a estar mal algo que nos presentan como maravilloso?
El pilar, sujeto sobre una caja tambalea cuando la tapadera se quiebra. Asoma de esa caja tu peor pesadilla, que no tiene cara ni forma. Es una sombra que se echa sobre ti. Siempre estuvo ahí, afectando, pero decidiste que la mejor solución ante una batalla que no podías ganar era ocultar eso. Parece que el mundo va a colapsar, pero serás sólo tú. Somos demasiado poco importantes, ¿no es así?
Notas las jeringuillas a tus pies. Te dan sueños para la realidad de la que no puedes huir porque en lo poco que duermes no te evades. De nuevo habrá que sacar fuerzas de alguna sustancia que no produzca nuestro cerebro.
Otra cosa mas que puede destrozar tu mundo, pero la tierra seguirá girando y será, a fin de cuentas, una historia más que contar dentro de ese día glorioso. Glorioso como todos. Y como suele pasar, al ser todos los días gloriosos ninguno lo es en realidad.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Soy diferente.

El despertador suena a las siete. Se levanta, va a la cocina, desayuna café y tostadas. Va al baño, se ducha, se viste, se arregla. Agarra la mochila y sale de casa para coger a tiempo el tren que pasa a y diecinueve. 
Entra en el aula, se sienta. Escucha, garabatea apuntes, hace dibujos en los márgenes. Sale. Habla con los compañeros, entra en otro aula, escucha, grabatea, dibuja. Sale. Habla. Entra. Sale. Corre hacia el tren que pasa a y cinco para llegar a y media a casa. Suelta la mochila. Va a la cocina, come, vuelve a la habitación, se tumba en la cama. Habla con amigos que no están ahí. Chatea. Mira fotos. Chatea. Mira el correo, hace los deberes. Chatea. Mira fotos. Mira imágenes. Ve vídeos. Chatea. Se pone el pijama. Y por último, antes de irse a la cama piensa "menos mal que soy diferente".

viernes, 19 de septiembre de 2014

Me aburre,me gusta

Me aburre la gente monotemática, cuyas cabezas solo funcionan en una dirección. Me gusta la gente abierta y que salgan de sus espacios de confort para adentrarse en la magia de la realidad.

Me aburre la gente dormida, que vive como si no vivieran, que sienten y no padecen. Me gusta la gente despierta, pasional, que se atreva con todo y a la que le aterrorice la rutina.

Me aburre la gente que se repite, que busca en sus amigos iguales y no diferentes. Me gustan las personas que no se encasilla dentro de un gusto.

Me aburren las personas que no saben. Me gustan las personas que, sin saber, siembran la curiosidad con pregunta.

Me aburre la gente que sentencia. Me gusta la gente que pregunta.

Me aburre la gente cuerda. Me enloquece la gente loca.

miércoles, 25 de junio de 2014

Automático.

Todo ha cambiado tan deprisa. Ya no somos como solíamos ser ¿lo somos?
¿Y a quién le importará esto? A fin de cuentas sólo somos personas. Podría decirse que ha ido a mejor. Podría decirse que ha ido a peor. Eso el tiempo lo dirá.
En el borde del precipicio los sueños dan vueltas alrededor de la cabeza. Las aspiraciones, las ideas. Es curioso cómo el pensar en el fin puede llegar a darle sentido a la existencia. Flotamos en medio de la nada y, como pompas de jabón que somos, en algún momento, cuando nos acercamos mucho al sol, nuestra estructura explota dejando rastros de lo que fuimos. De lo que quisimos ser, de lo que queríamos y deseamos, de lo que tuvimos. Rastros, a fin de cuenta, de nosotros mismos. Rastros que el mismo viento que nos llevó a nosotros se lleva.
Nuevas vidas, nuevas aspiraciones. Ascensos y descensos. Y despedidas inesperadas que vacían nuestro sentido y nos llenan de más emoción de las que creemos que podemos contener. Pero aún así aguantamos. Cuando algo desgarra la estructura interna. Y al cabo de un tiempo se ve que esa estructura está intacta, que cambió poco más que la pintura de la pared en la que pintamos los sueños. Cambia la compañía, pero seguimos avanzando.
Somos, somos fuertes.
Nuestro cuerpo nos permite serlo, nuestra mente también, y nuestra voluntad nos permite continuar. Porque la misma curiosidad que mató al gato... salvó al ser humano.

sábado, 17 de mayo de 2014

Olvido.

Vuelas. Te olvidas de todo. Te olvidas de los problemas en cada calada, en cada trago.
¿Y qué se le va a hacer si ya nada es como antes? ¿Qué se puede hacer para remediar la soledad?
Me hundo en lo amargo, palpo su sabor y mi tolerancia aguanta. Aguanta meses. Pero toqué fondo hace tiempo y ya los problemas empiezan a enterrarme. Como si fuese mi tumba. La gente que está aquí no está conmigo, y los que están conmigo no están aquí.
Resulta desolador para todos. Y mi fortaleza tiene un límite. Crecimos hacia mundos diferentes, fue echar tierra a un ataúd. Pero la pala estaba hecha de metal candente, y las heridas aún escuecen si las froto. ¿Qué hacer?
Me encuentro a mí mismo en ese sitio. Oscuro, agradable. Parece más un hogar que la casa bien iluminada en la que he estado viviendo hasta ahora. No me duelen los muebles viejos ni los muelles que asoman del colchón. Aquí me reciben con los brazos abiertos. Me ofrecen. Y a pesar de que dije que no volvería, estoy tan hundido, que ya no sé quién soy, y poco importa ya quien fui. A quién le importa lo que dije. Sé que me va a aliviar. Porque estos meses han sido una frustración detrás de otra. Porque estoy más sólo que nunca y me he cansado de la situación.
Mi felicidad actual me hace doblegarme ante el momento, ante las cosas que dije. No eran sólo palabras entonces, pero ahora sí lo son.
¿Acaso sabe alguien lo que se siente el estar totalmente solo? El no tener a nadie con quien contar, el no tener a nadie con quien estar, ni hablar. Ni compartir. Ni dar.
Si lo hay, debería entenderme.
La comodidad no es pecado y la sensación de árida soledad quema el alma hasta que te deja en los huesos.
Me gusta. He de cambiar, eso es algo que sé. Pero no ahora. Sólo un mes más ahogando esta tortura y fumándome mis problemas. Olvidarme de todo, y volver a empezar.