Breve introducción al blog

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¡Hola vividores!

Podéis llamarme Rodre. En realidad mi nombre es compuesto, pero no me gusta tener nombre de virgen (aún así queda chulo decir "L.A. yeah, that's my second name")

Nací para conocer. Se conoce mediante la experiencia y ésta te la da la vida. En resumen, nací para vivir. Pero hay muchas maneras de hacerlo y a mí me gusta viajar, la fotografía y las galletas, es lo que hay.

Soy un bípedo implume y le busco lógica a todo, pero mas bien mi mente lo centrifuga todo hasta hacer que pierda sentido. Una locura.

Tengo otro blog, el de "Hoy me siento feliz" pero este es diferente. Es mucho más personal, es posible que ya te hayas dado cuenta de que desvarío, puede ser que sea porque estoy un poco loca.

¡Espero que disfrutéis! :)

sábado, 17 de mayo de 2014

Olvido.

Vuelas. Te olvidas de todo. Te olvidas de los problemas en cada calada, en cada trago.
¿Y qué se le va a hacer si ya nada es como antes? ¿Qué se puede hacer para remediar la soledad?
Me hundo en lo amargo, palpo su sabor y mi tolerancia aguanta. Aguanta meses. Pero toqué fondo hace tiempo y ya los problemas empiezan a enterrarme. Como si fuese mi tumba. La gente que está aquí no está conmigo, y los que están conmigo no están aquí.
Resulta desolador para todos. Y mi fortaleza tiene un límite. Crecimos hacia mundos diferentes, fue echar tierra a un ataúd. Pero la pala estaba hecha de metal candente, y las heridas aún escuecen si las froto. ¿Qué hacer?
Me encuentro a mí mismo en ese sitio. Oscuro, agradable. Parece más un hogar que la casa bien iluminada en la que he estado viviendo hasta ahora. No me duelen los muebles viejos ni los muelles que asoman del colchón. Aquí me reciben con los brazos abiertos. Me ofrecen. Y a pesar de que dije que no volvería, estoy tan hundido, que ya no sé quién soy, y poco importa ya quien fui. A quién le importa lo que dije. Sé que me va a aliviar. Porque estos meses han sido una frustración detrás de otra. Porque estoy más sólo que nunca y me he cansado de la situación.
Mi felicidad actual me hace doblegarme ante el momento, ante las cosas que dije. No eran sólo palabras entonces, pero ahora sí lo son.
¿Acaso sabe alguien lo que se siente el estar totalmente solo? El no tener a nadie con quien contar, el no tener a nadie con quien estar, ni hablar. Ni compartir. Ni dar.
Si lo hay, debería entenderme.
La comodidad no es pecado y la sensación de árida soledad quema el alma hasta que te deja en los huesos.
Me gusta. He de cambiar, eso es algo que sé. Pero no ahora. Sólo un mes más ahogando esta tortura y fumándome mis problemas. Olvidarme de todo, y volver a empezar.


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