Breve introducción al blog
¡Hola vividores!
Podéis llamarme Rodre. En realidad mi nombre es compuesto, pero no me gusta tener nombre de virgen (aún así queda chulo decir "L.A. yeah, that's my second name")
Nací para conocer. Se conoce mediante la experiencia y ésta te la da la vida. En resumen, nací para vivir. Pero hay muchas maneras de hacerlo y a mí me gusta viajar, la fotografía y las galletas, es lo que hay.
Soy un bípedo implume y le busco lógica a todo, pero mas bien mi mente lo centrifuga todo hasta hacer que pierda sentido. Una locura.
Tengo otro blog, el de "Hoy me siento feliz" pero este es diferente. Es mucho más personal, es posible que ya te hayas dado cuenta de que desvarío, puede ser que sea porque estoy un poco loca.
¡Espero que disfrutéis! :)
jueves, 25 de junio de 2015
Love Junkie.
En la cama tirada está, desparramada, sin lógica ni armonía. Se nota adicta, con serios problemas de abstinencia. Agua cae por su rostro, sudor, alcohol y lágrimas que recorren su cara cenicienta. En el antebrazo, un pequeño agujero por el que solía pasar la aguja derrama sangre borracha, también llorando por la ausencia de eso que le hacía tanto daño pero que ahora echa de menos. Lo desea con todas sus fuerzas, y al principio era maravilloso. El mundo entero se arrodillaba ante su presencia cuando lo sentía correr por sus venas hasta que empezó a notar los efectos secundarios: el insomnio, el humo, el dolor profundo en el pecho. Todas las chispas que le provocaba por dentro pronto se dieron a conocer como explosiones internas, como puñales de hielo que se clavaban por todo su ser, por dentro y por fuera. Por eso tuvo que dejarlo.
Pero ningún dolor que esa adicción provocaba era comparable a la ausencia de la jeringuilla clavada en el brazo, a la ausencia de esa sustancia, de esa nueva vida, de esa percepción nublada.
Sus pupilas se dilataban, su corazón latía fuerte y despacio y todo fluía de una manera más corriente. Como un río, como las olas del mar, ahora sentía que su cuerpo, su mente y la parte íntegra de su ser pertenecía se había fusionado de una manera dolorosa e incurable a aquel dolor.
Los colores se mezclaron hasta ser una mole sin forma ni sentido. Acromática, oscura y posesiva. Algo vomitivo y desagradable que limitaba su existencia en su interior, y algo que no le dejaba vivir en su ausencia. Y era hora de dejarlo todo, todo. Su vida, su alma, su ser, abandonado a las jeringuillas, y tratar de volver a nacer sin ello, sin aquella dolorosa afección, sin aquel vicio doloroso y lacrimógeno. Sabía que iba a doler, pero en ese momento, ninguna otra cosa se ofrecía como solución a ello.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario